El problema del empleo de los jóvenes constituye una cuenta pendiente y un desafío tanto para los países desarrollados como para los países en desarrollo. Por esta razón, entre los jóvenes asume particular relevancia la necesidad de atender al concepto integrador del trabajo decente, impulsado por la OIT. Dicho concepto llama la atención no sólo sobre el déficit que en materia de cantidad de empleos existe, sino también en lo que refiere a su calidad.