¿Cuál es la valoración y el rol de la formación profesional en el actual contexto?

Desde la emergencia de la sociedad industrial la formación profesional y técnica tuvo un papel relevante en la contribución al desarrollo. Pero, la actual conjunción de sociedad del conocimiento y profundas transformaciones en el mundo del trabajo y en las relaciones societarias la instala como una cuestión central para la vinculación entre desarrollo económico y progreso social.

Si uno de los mayores y más difíciles retos del presente es enfrentar el déficit de trabajo decente, resulta imprescindible desarrollar nuevas estrategias de crecimiento con generación de más y mejores empleos para todos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos. Ello demanda, entre otras estrategias para:     integrar políticas económicas y sociales;

  • desarrollar e incrementar las competencias individuales y colectivas para la innovación, la competitividad y la productividad;
  • actuar mediante el diálogo social (empleadores, trabajadores y gobierno), la participación y la complementación de actores y recursos, la articulación entre lo público y lo privado, lo nacional y lo territorial, lo estandarizado/ universal y lo focalizado/singular;
  • asegurar la no discriminación y la igualdad de oportunidades y trato en el acceso, mantenimiento y desarrollo del empleo.

Este nuevo escenario plantea el desafío simultáneo y articulado de:

  • la obsolescencia vertiginosa de conocimientos y ocupaciones;
  • la generación del propio empleo.

Ambas condiciones impactan fuertemente en la:

  • identidad colectiva o societaria: la cantidad y la calidad del empleo del que dispone una sociedad incide fuertemente en su grado de inclusión y equidad. Asimismo, la generación de condiciones para que hombres y mujeres puedan satisfacer su derecho a un trabajo decente es un elemento esencial para la competitividad y la productividad así como para la lucha contra la pobreza. Ello exige que los objetivos y los diversos repertorios de las políticas activas y pasivas del mercado de trabajo se complementen y articulen en pos de contribuir a un desarrollo económico y social sostenible y equitativo;
  • identidad individual: el trabajo incide centralmente en la formulación y concreción del proyecto de vida de hombres y mujeres. Para poder enfrentar la contracción del empleo, los cambios constantes en los contenidos y la manera de hacer las cosas, la incertidumbre y los actuales requerimientos del mundo laboral, las personas necesitan realizar esfuerzos constantes y adicionales de aprendizaje, de identificación de oportunidades y recursos así como de un alto grado de autonomía. Para eso, tienen que conocerse a sí mismas y conocer la realidad en la que están insertas, reconocer y valorar las propias capacidades y limitaciones y hacerlo en relación con las exigencias, características y perspectivas de inserción y desarrollo laboral que el entorno económico y social ofrece.

Todo esto ha conducido a una re-valorización y potenciación de la formación profesional. En ese sentido, la OIT la integra a las prioridades y estrategias del Programa Global de Empleo, en la triple función de:

  • derecho fundamental y elemento esencial para la consecución de un trabajo decente;
  • área específica de intervención en el repertorio de las políticas de desarrollo y, concretamente, de las políticas activas de empleo que asume el desarrollo y actualización de las capacidades de las personas y empresas para mejorar la competitividad y productividad, contribuye tanto a la actualización e innovación tecnológica de los procesos productivos sectoriales como al abordaje de las micro y pequeñas empresas, la economía informal, el desarrollo rural, local, regional y desempeña un papel central en la articulación y complementación de las políticas y programas dirigidos a la creación de empleo y a la mejora de la calidad del mismo;
  • herramienta de inclusión social y equidad.

Para enfrentar estas complejas responsabilidades, la política de formación profesional ha debido innovar profundamente sus objetivos, contenidos, modalidades e incluso su propia institucionalidad.

Algunas de las innovaciones centrales que se constatan en América Latina y el Caribe son:

  • Se adopta masivamente el enfoque de competencia con el consiguiente desarrollo de la formación por competencia.
  • El aprendizaje permanente, entendido, como "el conjunto de actividades de aprendizaje realizadas a lo largo de la vida con el fin de desarrollar las competencias y cualificaciones" se perfila como el nuevo tipo de aprendizaje.
  • La formación para la empleabilidad entendida como "las competencias y cualificaciones transferibles que refuerzan la capacidad de las personas para aprovechar las oportunidades de educación y de formación que se les presenten con miras a encontrar y conservar un trabajo decente, progresar en la empresa o al cambiar de empleo y adaptarse a la evolución de la tecnología y de las condiciones del mercado de trabajo".
  • La identificación de nuevos nichos de empleo, y por ende, de nuevos requerimientos formativos demanda una lectura certera del entorno y la articulación estrecha con el desarrollo local, las culturas y el saber hacer de los diferentes grupos poblacionales, las condiciones cambiantes de la tecnología, el cuidado del medio ambiente, los nuevos estilos de vida y cultura societaria.
  • Se incorpora la formación para el emprendedurismo, y se integran las micro y pequeñas empresas como sujetos de atención.
  • La incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) revoluciona los contenidos, el acceso, la cantidad y calidad de la información; desplaza la educación presencial; modifica el rol docente; reclama de otras estrategias y materiales didácticos; aumenta la cobertura; integrándose con el aprendizaje permanente y la empleabilidad potencia el protagonismo de los sujetos de atención de la formación.
  • Se promueven procesos de descentralización y mayor autonomía de los centros de formación para facilitar respuestas rápidas y pertinentes a los requerimientos y potencialidades del entorno productivo y social local o subregional, etc.,
  • El diálogo social (empleadores, trabajadores, gobierno), la participación multiactorial y multi institucional y el trabajo en redes se tornan centrales tanto para la identificación y planificación de la formación como para su gestión.

La significación actual de la formación profesional se expresa con contundencia en las "Conclusiones sobre las calificaciones para la mejora de la productividad, el crecimiento del empleo y el desarrollo" aprobadas en la Conferencia Internacional del Trabajo- OIT- 2008 en las que se convoca a los Estados miembro y a los actores sociales a:

  • "fortalecer la educación, la formación profesional y el aprendizaje permanente como los pilares fundamentales de la empleabilidad, el empleo de los trabajadores y el desarrollo sostenible…"
  • "utilizar el desarrollo de competencias para aprovechar las oportunidades y mitigar los efectos nocivos de los motores del cambio global"
  • contribuir a generar "un círculo virtuoso entre calificaciones, productividad, empleo, desarrollo y trabajo decente".

Más recientemente aún, en el Pacto Mundial para el Empleo, adoptado en la Conferencia Internacional del Trabajo 2009, entre las respuestas a la crisis se incluye:

  • la puesta en "práctica de programas de formación profesional y de desarrollo de competencias empresariales tanto para personas con empleo asalariado como para personas con autoempleo",
  • la inversión en el "desarrollo de las competencias laborales, el perfeccionamiento profesional y la readaptación profesional de los trabajadores para mejorar su empleabilidad", en particular de las poblaciones desempleadas y vulnerables.
Undefined
Tesauro: